20 de julio de 2010

Aristocracia Espiritual

Durante siglos, el Hombre ha combatido en numerosas guerras y batallas, desde los tiempos más remotos hasta hoy en día. Los hay que sostienen que, simplemente, "el hombre es un lobo para el hombre", que nuestra naturaleza es luchar y matar o morir en la lucha.

Casi siempre, esas guerras han estado promovidas por unos pocos hombres, muy ambiciosos, que han deseado tener el "control" y poder sobre más tierras, más gentes y posesiones. Hombres que han deseado poseer todo cuanto ha estado al alcance, ordenar y ser reconocidos como líderes... ¿Cometieron algún error?

Alejandro Magno, Simón Bolívar, Napoleón, Hitler... ¿Qué clase de personas eran? Bueno, como líderes militares fueron brillantes, eso está claro, pero como seres... como maridos o ciudadanos, amigos o compañeros... En fin, eso prefiero que cada uno se lo pregunte en sus fueros internos.

La llamada "Aristocracia" fue algo que probablemente surgió en tiempos muy lejanos, en los que se elegía un tipo concreto de hombres para ser los que estuvieran al mando. Los faraones egipcios, los reyes persas, los césares romanos... Todos ellos eran "de otra condición" o tenían "otra sangre" y merecían ser los amos del universo.

El problema ahí es que el Hombre no gana nada si trata de conquistar a otros hombres, o un pedazo de tierra, o un palacio muy grande y bonito lleno de bellas mujeres... Bueno, está bien, esto último suena muy tentador, ¡lo reconozco! Pero a lo que voy es: ¿Qué GANA realmente el Hombre conquistando al Hombre? Mmmmm...

Yo más bien soy de la opinión de que el Hombre gana si se conquista a sí mismo, incluyendo sus propios miedos, sus propios demonios. Uno no puede vencer a un demonio; esa voz que te dice que "vas a fracasar" o que "es demasiado arriesgado" o que "árbol torcido nunca endereza" o simplemente que te hace temer lo que haya al otro lado de la puerta... Esa puta voz, ese demonio, es prácticamente invencible, el muy jodido.

Sin embargo, hay algo que SÍ podemos hacer, y es CONFRONTARLO. Y en eso consiste todo esto; en confrontar cada día esos demonios, y después seguir confrontándolos, y confrontarlos, y confrontarlos. Debemos estar cómodos, percibir; eso es confrontar. Confrontando podemos conquistar esos miedos. Dejando de hacerlo, perdemos.

Conquistando algo material o a alguien podemos comprar una aristocracia momentánea, real o inventada,basada en cosas que existen y pueden no existir, como un simple título nobiliario o una casa grande y bonita. Conquistar nuestros miedos y confrontar nuestros demonios es lo que nos lleva a una posición autoritaria con respecto al mal que nos acecha. De eso se trata la Aristocracia Espiritual.

8 de julio de 2010

Amistad

Una hermosa canción argentina predica que la verdadera amistad es como un barco de papel, que navega en el océano y nunca se hunde... a pesar de lo débil que pueda parecer, a pesar de la inmensidad y fortaleza del viejo mar, esa amistad siempre podrá prevalecer... Si se cree en ella.

La amistad es el primer paso para un mundo mejor. Para una sociedad próspera, para un futuro de esperanza. Mira a tu alrededor y dime, sin dudas ni temores: ¿Cuántos amigos VERDADEROS tienes? Bueno, es probable que la respuesta comprenda un número no muy elevado...

¿Qué diferencia a un buen amigo de un simple conocido, o de un "pana"? El buen amigo te escucha y te comprende, se pone en tu lugar y te apoya, y te dice las verdades en la cara cuando tiene que hacerlo, independientemente de si te gusta o no te gusta escucharlo. A veces, un verdadero amigo no nos da la razón, y puede que nos joda no escuchar de su boca lo que queremos, o lo que nos resulta más cómodo, pero eso es lo que hace un buen amigo: Ayudarnos a estar en nuestro lugar.

Una relación de pareja está abocada al fracaso total si no hay amistad de por medio, e incluso habiéndola, muchas veces los sentimientos dañinos relacionados con el enamoramiento (celos, resentimientos, ocultaciones, etc.) van a raspar la afinidad mutua, llegando a un punto en que deje de existir.

¿Qué es el amor? Afinidad. Hay que distinguir "afinidad" de "enamoramiento", porque no tienen nada que ver una con la otra. La afinidad, o amistad y amor (dependiendo del grado) es la DISPOSICIÓN A COMPARTIR UN ESPACIO. De este modo nos damos cuenta de que si la afinidad hacia una persona es alta, nuestra disposición a compartir nuestro espacio con esa persona será elevada. Si es amistad, podremos compartir un cuarto, o el interior de un vehículo, o una piscina con esa persona, sintiéndonos cómodos. Si es más que amistad, la disposición es más alta y estaremos dispuestos a compartir espacios más íntimos y reducidos, como la cama o el cuarto de baño.

En cambio, el "enamoramiento" es compulsión. Necesidad irracional de estar junto a otra persona, más selección sexual. Ahora, si uno basa una relación en esto, está jodido. La razón es simple; tarde o temprano aparecerá una ruptura y, al existir esa compulsión, no habrá la cordura suficiente como para poder tomar una decisión al respecto, comunicarse y solucionarlo como dos buenos amigos lo solucionarían.

Mi recomendación es saber rodearse de las personas correctas, de los que nos escuchan y nos demuestran que nos quieren, de los que saben que no somos perfectos pero nos toleran y disculpan nuestros errores, de los que comprenden que la vida es demasiado hermosa como para vivirla con rencillas o malestares. Por supuesto, para ganarnos eso, también debemos aprender a ser así: TRATA A LOS DEMÁS COMO TE GUSTARÍA QUE TE TRATEN A TI.